ARQUETIPOS
MATEMÁTICOS

“Todo arquetipo es siempre una abstracción” (Pierre Janet)

“Los arquetipos son metáforas que nos impulsan y nos sirven de modelo” (Carlos Alberto Churba)



Arquetipos Numéricos

En matemática siempre ha habido una búsqueda más o menos consciente, de unos primeros principios, de unas categorías o arquetipos primarios o fundamentales. Fundamentar la matemática de esta forma es hacerlo desde la conciencia, con el principio de causalidad descendente, es decir, desde lo general o universal a lo particular. Estas categorías o arquetipos primarios deben ser forzosamente del máximo nivel de abstracción y simplicidad.

Para los físicos Pauli y Heisenberg, las fuerzas arquetípicas son “intuiciones matemáticas primarias”, y que el fundamento esencial de la naturaleza son abstracciones matemáticas de orden y simetría.

Como hemos mencionado anteriormente, históricamente ha habido intentos de fundamentación de la matemática considerando los conceptos de número, conjunto, categoría, estructura y función. Pero estos tres últimos no son realmente arquetipos porque son conceptos compuestos; no son conceptos puros, primarios. Por lo tanto, vamos a considerar los conjuntos y los números.


Los conjuntos y secuencias puras

Los conjuntos “puros” son los que se construyen recursivamente a partir del conjunto vacío de la manera siguiente: La cardinalidad del conjunto Ci es i.

Análogamente, las secuencias “puras” se construyen a partir de la secuencia vacía: Aunque Conjunto y Secuencia son arquetipos primarios, los conjuntos y secuencias puras son arquetipos secundarios porque hay un patrón y no elementos concretos, como en el concepto de número.


Los números naturales como arquetipos

Los números naturales nacieron de la armonización o superación de la dualidad. Del 1 y del 2 nació el 3, y con el 3 nacieron los infinitos números naturales.

Con los números naturales surgieron todos los conceptos matemáticos, entre ellos: la aritmética, el cero, los números negativos, los números fraccionarios, los números reales, los números imaginarios, el álgebra (generalización de la aritmética), el orden, el conjunto, la secuencia, la cardinalidad, los símbolos, las variables, el sistema de numeración decimal, el cálculo diferencial e integral, el algoritmo, la función, el principio de inducción, la geometría analítica, el álgebra matricial, vectorial, geométrica, etc. “Dios creó los enteros, todo lo demás es obra del hombre” (Kronecker).

Para Pitágoras, el número es el principio de todas las cosas, la esencia y fundamento de todo lo que existe. Y que para comprender el universo había que profundizar en el secreto de la armonía de los números.

Para Jung y Pauli, los números son arquetipos primarios, por lo que deberían formar parte del “lenguaje neutro” que ambos buscaban, para expresar lo físico y lo psíquico. Para Jung, los números son arquetipos que se han hecho conscientes.

Los números son arquetipos, intermediarios entre el mundo interno y el externo, entre lo profundo y lo superficial. Los números no los podemos “ver”, pero los podemos intuir, como todos los arquetipos. Residen en lo profundo y solo podemos ver sus manifestaciones en el mundo físico.

Según la numerología, todo número tiene un significado, una vibración (como una nota musical), un simbolismo asociado y evoca un estado de conciencia.

Un número es tanto más profundo (o más sintético) cuanto más manifestaciones tiene. Un número superficial es más analítico (o más sintético) y tiene menos manifestaciones.

De entre todos los números naturales, los primeros son los más importantes, sintéticos y profundos:
Números perfectos y números amigos

Un número perfecto es un número que cumple la propiedad de que la suma de sus divisores propios (es decir, excluyéndose a si mismo) es el propio número. Un número perfecto es autorreferencial, hace referencia así mismo. Pitágoras descubrió que todos los números perfectos son el resultado de la suma de números consecutivos a partir del uno. Los primeros números perfectos son: Dos números son “amigos” si la suma de los divisores propios de uno es el otro y viceversa. Por ejemplo, 220 y 284 son amigos porque Según esta definición, un número perfecto es amigo de sí mismo.

El número 6 es el único número que es a la vez perfecto y factorial: Para los pitagóricos, los números perfectos poseen propiedades místicas. Y así es, porque estos números son más profundos, al confluir en ellos dos propiedades: ser números sumatorios y a la vez ser la suma de sus divisores propios.


Los factoriales y los sumatorios

El factorial de un número natural n (simbolizado por n!) es el producto de los n primeros números. Los primeros factoriales son: Los factoriales se pueden considerar “anti-primos”, en el sentido de que son los más superficiales, frente a los primos que son profundos y esenciales.

Los números sumatorios son como los factoriales, pero con la operación de suma, en lugar de con la de producto. Son números triangulares, números que por su forma conectan con la geometría. Los primeros sumatorios son: La fórmula general es: Todos los números perfectos son sumatorios, es decir, triangulares. Un número triangular de n filas contiene n números triangulares: Es un número fractal o recursivo.


La escala de la conciencia de los números

La división tradicional de los números irracionales es: algebraicos y trascendentes, según que sean o no raíces de ecuaciones polinómicas con coeficientes racionales. Pero desde el punto de vista de la causalidad descendente y los arquetipos, es mejor clasificar los números reales en:
Ejemplos de arquetipos de segundo orden
La fórmula de Euler

La fórmula que mejor representa la interrelación entre estos arquetipos numéricos es la famosa fórmula de Euler:
de la que se deduce: ei = 1 y eπi + 1 = 0

Esta última expresión tiene interesantes propiedades:
De la fórmula de Euler se deducen las funciones trigonométricas seno y coseno, por lo que la trigometría es una consecuencia o derivación de la función exponencial ex y de la unidad imaginaria i:
Arquetipos Geométricos

El punto geométrico

El punto geométrico es un arquetipo porque no tiene extensión y sin embargo está presente en el espacio y en todas las figuras geométricas, es decir, conecta el no-espacio con el espacio, lo inmanifiesto y lo manifiesto. El punto es un elemento intermedio entre lo continuo y lo discreto.

El punto es el “cero geométrico”. Como el cero, simboliza la conciencia indiferenciada, el absoluto y el vacío. Sus manifestaciones primarias son circunferencias cuyo centro es el mismo punto geométrico. Un círculo se puede considerar como un punto manifestado.

Se puede establecer la analogía: Cero - Punto - Conjunto vacío - Secuencia vacía. Son 4 entidades que comparten la propiedad de “vacío”.

El punto es inexpresable, pertenece a un reino trascendente de no-espacio y no-tiempo. No obstante, pero puede representarse como un número o secuencia de números. Un punto se representa en el espacio cartesiano de n dimensiones mediante n números ordenados (secuencia). Es un arquetipo (el punto) representado por otro u otros arquetipos (los números).

El punto no tiene extensión, por lo que no tiene partes, de la misma manera que el cero es indivisible. Un punto es una dirección, no un contenido porque no tiene extensión.


El triángulo

El triángulo es la figura geométrica más esencial y arquetípica. Todas las demás figuras se pueden construir a partir del triángulo, incluyendo la circunferencia (es un conjunto de triángulos isósceles con un lado infinitamente pequeño.

Otras figuras geométricas arquetípicas son el círculo, el cuadrado, la cruz, la espiral, la esfera, el toro y los sólidos platónicos. Un arquetipo geométrico importante es la Vesica Piscis (dos anillos entrelazos por sus centros) y sus derivados: el nudo Borromeo (3 anillos interconectados), la Semilla de la Vida (7 anillos) y la Flor de la Vida (19 anillos). En general, son arquetipos las formas de la llamada “geometría sagrada”, cuyas características esenciales son la simplicidad y la simetría o la unión de opuestos.


La Geometría Analítica: La Unión de los Arquetipos de Número y Punto

Descartes unificó álgebra y geometría al crear la geometría analítica, aunque parece ser que Fermat también la inventó al mismo tiempo. El concepto clave fue el de “sistema de coordenadas” (que hoy llamamos “cartesiano”), que asignaba coordenadas (números) a los puntos del espacio geométrico. Esto supuso un importante salto evolutivo en matemática y en la ciencia en general. El principio es tan simple que cuesta creer que tardara 3.000 años en descubrirse. Todas las grandes ideas son simples, pero difíciles de encontrar por su obviedad.

Con el sistema cartesiano, un punto del plano es un par de números ordenados. Y los elementos geométricos se convierten en expresiones algebraicas. Por ejemplo, una recta es ax+by+c = 0 y una circunferencia es x2+y2 = 0.

Ni Descartes ni Fermat se dieron cuenta realmente de la importancia del descubrimiento, pues el objetivo que ambos buscaban era la sistematización de la geometría euclidiana. Pero lo que lograron fue una nueva fundamentación de la matemática basada en el álgebra como lenguaje general. Descartes “algebrizó” la geometría, de tal forma que un problema de geometría podía reducirse a meras manipulaciones de álgebra. La geometría analítica unificó dos ramas de las matemáticas que antes aparecían radicalmente diferentes: la geometría (caracterizada por lo continuo) y el álgebra (caracterizada por lo discreto).

El uso de coordenadas no era nuevo, pues se habían utilizado a lo largo de la historia [ver Adenda]. El gran avance de Descartes fue, no solo el sistema de coordenadas, sino la utilización de patrones genéricos en forma de expresiones algebraicas para representar elementos geométricos.

La geometría analítica se puede considerar un meta-arquetipo, pues conecta el arquetipo de número con el arquetipo geométrico de punto. La conexión de ambos arquetipos produce la máxima creatividad.


La suma pitagórica (o geométrica)

Desde el punto de vista de la conciencia de los números, vamos a definir la suma pitagórica de dos números a y b como la diagonal del triángulo rectángulo formado con los catetos de longitud esos números: √(a2+b2). Y la resta pitagórica de a y b como √(a2b2). Estas operaciones conectan la aritmética con la geometría.

Por ejemplo, la suma pitagórica de 1 y 2 es √(12+22) = √5 (su suma aritmética es 3). En el triángulo egipcio 3-4-5, el 5 es la suma pitagórica de 3 y 4 (su suma aritmética es 7). El 5 simboliza la unión del 4 (la Tierra) y el 3 (el Cielo) y es el símbolo del hombre. Según Platón, el hombre habita en el reino de Metaxy, un mundo intermedio entre el mundo físico temporal y el mundo trascendente de las Formas.

La suma pitagórica es una suma que une dos números a nivel geométrico, uno horizontal y el otro vertical. Es una suma de conciencia, al unir dos elementos duales. La suma pitagórica elemental es la diagonal de un cuadrado de lado 1. Su valor es √2. Es un número fractal, pues puede expresarse en función de sí mismo.

La suma pitagórica es diferente de la suma vectorial. La suma geométrica opera con números y la suma vectorial opera con vectores. No obstante, existe una relación entre ambas operaciones: la suma geométrica de a y b es el módulo de la suma de los vectores (a, 0) y (0, b).



Adenda

La Tetraktys pitagórica

Los pitagóricos utilizaron un símbolo sagrado muy simple para representar la totalidad, el principio de causalidad descendente y la unión de aritmética y geometría: la Tetraktys (“cuádruple” en griego), un triángulo formado por 10 puntos en 4 filas descendentes de 1, 2, 3 y 4 puntos. El nombre de este símbolo lo mencionaban en su juramento. Según los pitagóricos, la secuencia 1, 2, 3, 4 es la clave del universo.

Tetraktys pitagórica
En la Tetraktys están representados los 4 primeros números triangulares: 1, 3, 6 y 10.


Historia del uso de coordenadas Según estas dos últimas fechas, Fermat se adelantó a Descartes, por lo que el “sistema cartesiano” muy bien podría denominarse “sistema fermatiano”.


Bibliografía